Por Cristian Bayona Álvarez 310241
Docente Nahúm Sánchez
Géneros de Opinión
El
clima lo sentía frío, era típico pues venía de una tierra caliente, Ocaña sería
mi nuevo hogar durante los próximos cinco años de mi vida universitaria pensé
en mi interior. Era mi primer día en la universidad Francisco de Paula
Santander, recuerdo muy bien que la primera clase a la que asistí fue de
Historia, en un lugar al que todos llaman Invías, a pesar de no tener nada que
ver con esta entidad, el edificio lo conocían todos por ese nombre. Me sentía
extraño, no sabía a quién hablarle, habían otros muchachos y muchachas con la
misma cara que yo tenía de incertidumbre y despiste. Posteriormente llegó un
señor alto y con un andar muy educado, nos dirigimos con él hacia uno de los
salones y me senté, el profesor se presentó, tiene voz de locutor me dije, pero
estaba equivocado era mi nuevo profesor de historia de Colombia.
Ser primíparo
en la universidad es un universo de posibilidades a las que uno como estudiante
tiene que afrontar, y más si se viene de otra parte, uno de los temores que más
lo aqueja a uno como estudiante es el desenvolvimiento académico y personal, la
vida en la universidad es un proceso más complejo que el colegio, tienes que
saber distribuir mejor tu tiempo, conocer el ritmo diario, saber a qué hora
debo coger el transporte, alimentarse bien, son una serie de cosas que poco a
poco uno se termina acostumbrando. La otra parte es la de encontrar un grupo de
trabajo, es decir un grupo de amigos con los cuales uno pueda compartir sus
conocimientos y con los cuales tenga más Afinidad en la parte personal. El
conocimiento de nuevas cosas en la universidad me permitió conocer un nuevo
estilo de vida, adquirí mayores responsabilidades, y empecé a crear mi proyecto
de vida, no puedo ocultar que varias veces me equivoqué de salón y que olvidaba
lugares como la cafetería, los baños, y pedía ayuda a otros compañeros que me
orientaran, tampoco me hicieron una “primiparada”, como dicen, que cuando
llegas por primera vez a la universidad te echan agua, te dicen las cosas mal,
no, pienso que siempre demostré mucha seguridad y por eso el proceso de
integración fue llevadero.
No voy a ocultar que los primeros días fueron muy
díficiles, la falta de la familia y el estar solo desencadenaron momentos de
tristeza que superé con la ayuda de mis compañeros y con el diario vivir, los
trabajos, las actividades cotidianas, las electivas deportivas, salir a pasear,
un domingo de piscina, son cosas que mejoran el rendimiento académico, puedo
decir que el trato que recibí el primer semestre por todos los funcionarios de
la universidad fue muy cordial, siempre atentos a brindar la atención
necesaria. Con los primeros días en la universidad llegaron los parciales, algo
extraño para mí y sin embargo con el estudio constante no tuve problemas con
ellos, aunque la metodología utilizada fue un poco complicada puesto en el
colegio las evaluaciones eran diferentes, pero siempre mentalizado en que debía
ganarlos para aprovechar la oportunidad que estoy recibiendo, los trabajos
finales como el sonoviso fueron toda una experiencia de creatividad, la
búsqueda de información, el moverse de un lado a otro para realizar las tareas
requeridas me introdujeron aún más en el bello mundo de la universidad, yo creo
que ser prímiparo es lo mejor, por allí pasan todos, es una forma de comenzar
un ciclo para el beneficio propio de nuestra vida en búsqueda de la sabiduría.
Las
clases en el primer semestre fueron interesantes pues era la aproximación hacia
lo que estábamos estudiando, y ahí uno de daba cuenta si en verdad eso era lo
de uno, aunque a todos mis compañeros y a mí incluyéndome nos veíamos muy
entusiasmados, las clases de gramática fueron todo un reto, allí mostramos
nuestras habilidades escritas. Poco a poco con los compañeros fuimos creando un
grupo de amistad, para donde iba uno iban todos, en grupo, por que nos
sentíamos más confiados.
Así me
fui adaptando mejor a la universidad y a Ocaña, ya conocía más personas y en el
primer semestre me fue bien, creo que el deseo de superación y esfuerzo me
ayudaron, así como el apoyo incondicional de mi familia que siempre ha estado
pendiente de mí y yo de ellos. Ya cuando uno coge el ritmo en la universidad
todo es más llevadero, la relación con los profesores fluctúa mejor y con los
compañeros también. La experiencia de ser primíparo, para mí fue muy
enriquecedora, me di cuenta cuáles son mis fortalezas para sobrellevar las
situaciones y afrontar las circunstancias. Además la independencia que uno
adquiere en la parte personal, pues te toca comprar tus cuadernos, tus libros,
hacer las cosas por tu cuenta siendo responsable con el estudio y con la
familia.
El
primer semestre es el primer paso en la universidad, entonces los demás semestres
que vienen se tienen que luchar con el mismo entusiasmo como se empezó para que
a uno le vaya bien, el tener un pensamiento claro de lo que se quiere y estar
feliz con lo que uno hace como estudiante de comunicación social son la clave
del éxito en el estudio, lo mejor de todo es que la universidad te acompaña en
ese proceso junto con la ayuda de docentes y la familia.
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