viernes, 18 de mayo de 2012

Artículo: Ser primíparo en la Universidad


Por Cristian Bayona Álvarez 310241
Docente Nahúm Sánchez
Géneros de Opinión

El clima lo sentía frío, era típico pues venía de una tierra caliente, Ocaña sería mi nuevo hogar durante los próximos cinco años de mi vida universitaria pensé en mi interior. Era mi primer día en la universidad Francisco de Paula Santander, recuerdo muy bien que la primera clase a la que asistí fue de Historia, en un lugar al que todos llaman Invías, a pesar de no tener nada que ver con esta entidad, el edificio lo conocían todos por ese nombre. Me sentía extraño, no sabía a quién hablarle, habían otros muchachos y muchachas con la misma cara que yo tenía de incertidumbre y despiste. Posteriormente llegó un señor alto y con un andar muy educado, nos dirigimos con él hacia uno de los salones y me senté, el profesor se presentó, tiene voz de locutor me dije, pero estaba equivocado era mi nuevo profesor de historia de Colombia.

Ser primíparo en la universidad es un universo de posibilidades a las que uno como estudiante tiene que afrontar, y más si se viene de otra parte, uno de los temores que más lo aqueja a uno como estudiante es el desenvolvimiento académico y personal, la vida en la universidad es un proceso más complejo que el colegio, tienes que saber distribuir mejor tu tiempo, conocer el ritmo diario, saber a qué hora debo coger el transporte, alimentarse bien, son una serie de cosas que poco a poco uno se termina acostumbrando. La otra parte es la de encontrar un grupo de trabajo, es decir un grupo de amigos con los cuales uno pueda compartir sus conocimientos y con los cuales tenga más Afinidad en la parte personal. El conocimiento de nuevas cosas en la universidad me permitió conocer un nuevo estilo de vida, adquirí mayores responsabilidades, y empecé a crear mi proyecto de vida, no puedo ocultar que varias veces me equivoqué de salón y que olvidaba lugares como la cafetería, los baños, y pedía ayuda a otros compañeros que me orientaran, tampoco me hicieron una “primiparada”, como dicen, que cuando llegas por primera vez a la universidad te echan agua, te dicen las cosas mal, no, pienso que siempre demostré mucha seguridad y por eso el proceso de integración fue llevadero. 

No voy a ocultar que los primeros días fueron muy díficiles, la falta de la familia y el estar solo desencadenaron momentos de tristeza que superé con la ayuda de mis compañeros y con el diario vivir, los trabajos, las actividades cotidianas, las electivas deportivas, salir a pasear, un domingo de piscina, son cosas que mejoran el rendimiento académico, puedo decir que el trato que recibí el primer semestre por todos los funcionarios de la universidad fue muy cordial, siempre atentos a brindar la atención necesaria. Con los primeros días en la universidad llegaron los parciales, algo extraño para mí y sin embargo con el estudio constante no tuve problemas con ellos, aunque la metodología utilizada fue un poco complicada puesto en el colegio las evaluaciones eran diferentes, pero siempre mentalizado en que debía ganarlos para aprovechar la oportunidad que estoy recibiendo, los trabajos finales como el sonoviso fueron toda una experiencia de creatividad, la búsqueda de información, el moverse de un lado a otro para realizar las tareas requeridas me introdujeron aún más en el bello mundo de la universidad, yo creo que ser prímiparo es lo mejor, por allí pasan todos, es una forma de comenzar un ciclo para el beneficio propio de nuestra vida en búsqueda de la sabiduría.

Las clases en el primer semestre fueron interesantes pues era la aproximación hacia lo que estábamos estudiando, y ahí uno de daba cuenta si en verdad eso era lo de uno, aunque a todos mis compañeros y a mí incluyéndome nos veíamos muy entusiasmados, las clases de gramática fueron todo un reto, allí mostramos nuestras habilidades escritas. Poco a poco con los compañeros fuimos creando un grupo de amistad, para donde iba uno iban todos, en grupo, por que nos sentíamos más confiados.

 Así  me fui adaptando mejor a la universidad y a Ocaña, ya conocía más personas y en el primer semestre me fue bien, creo que el deseo de superación y esfuerzo me ayudaron, así como el apoyo incondicional de mi familia que siempre ha estado pendiente de mí y yo de ellos. Ya cuando uno coge el ritmo en la universidad todo es más llevadero, la relación con los profesores fluctúa mejor y con los compañeros también. La experiencia de ser primíparo, para mí fue muy enriquecedora, me di cuenta cuáles son mis fortalezas para sobrellevar las situaciones y afrontar las circunstancias. Además la independencia que uno adquiere en la parte personal, pues te toca comprar tus cuadernos, tus libros, hacer las cosas por tu cuenta siendo responsable con el estudio y con la familia.

El primer semestre es el primer paso en la universidad, entonces los demás semestres que vienen se tienen que luchar con el mismo entusiasmo como se empezó para que a uno le vaya bien, el tener un pensamiento claro de lo que se quiere y estar feliz con lo que uno hace como estudiante de comunicación social son la clave del éxito en el estudio, lo mejor de todo es que la universidad te acompaña en ese proceso junto con la ayuda de docentes y la familia.

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